Alex, era un amigo quien conocí hace un par de años, él es un diseñador web independiente, pero su vida más está centrada a su trabajo como redactor y asesor de moda. Mientras caminaba apurado por llegar al Bembos de Camino Real, vi su figura alta delgada, con caminada lenta, y entre una sonrisa que di, me acerque. Era una buena persona y era un fanático de Kylie Minogue, hasta ahora me parecía increíble como un club de fans, me creo uno que otros buenos contactos, gracias a él pude conocer el trabajo de la diseñadora de moda peruana Ana María Guiulfo y trabajar para Enerjet, pero el mejor recuerdo fue conocer el estudio de Ana Maria Guiulfo, era una casa en San Isidro de corte clásico, con sus pinturas regadas por las habitaciones, sus vestidos sofisticados con toques pasteles y rasgos exóticos que ya hacían entre las salas colgadas, y sus diseños de decoración, que eran lo que más me fascino, era como entrar a un lugar lleno de diseño, buen diseño y de hecho muy caro.
Para esta ocasión conocería a Jack Abugattas, y me moría de ganas por saber cómo sería su estudio de diseño, me inspiran tanto, más aún porque dicha persona cuando empezó su carrera, la inicio como Diseñador Gráfico estudiando en la Toulouse Lautrec, y eso me motivo más.
Cuando llegamos a su departamento, ubicado en San Isidro, luego de esperarlo por casi 30 minutos en la sala del edificio. Llegó. Era Jack. Con un traje muy casual, con paquetes en las manos, con el móvil sonando en alto volumen, nos saludó, llevándonos rápidamente al ascensor que nos dirigiría a su departamento, era ahí donde quería entrar, quería ver qué cosas raras tendrían, como fue en la casa de Ana María, y la sorpresa fue, que su departamento, era el departamento con el que había soñado.
Un dominio de blanco y negro, un minimalismo roto por pequeños detalles pop art que no eran tan toscos, una mesa blanca de sala con libros de moda, alfombras blancas, muchos espacios vacíos que generaban comodidad, unas sillas transparentes, una ventana grande rodeada, que dejaba ver una mirada hermosa del distrito de San Isidro, me sentí tan pequeño en como un diseñador gráfico de la Toulouse tuviera todo eso, mientras yo en mi cabeza me decía: yo también puedo, yo también puedo, yo también!
Luego nos dirigimos a su oficina, donde una MAC de gran tamaño nos dio la bienvenida. Mientras Alex y él hablaban del negocio, yo solo me dedicaba a mirar todos los detalles de aquella pequeña sala, pude ver un cojín de Ana María, y recuerdo cuando él dijo: Ana María me lo pinto.
Luego un perrito no recuerdo muy bien la raza, pero hermoso y pequeño empezó a corretear por todos rasgando mi pantalón. Ok, quería patearlo, pero se veía tan lindo, que Jack lo sostuvo contándonos que el perrito, que era una perrita, vivía enamorada de un modelo que lo visitaba, y que al llegar el modelo, dicha mascota se abalanzaba sobre el lamiéndole todo el rostro, ok, debe ser muy guapo ese modelo, porque a mí solo me lamio la casaca. Luego cambie mi dirección visual, hacia la cantidad de revistas Vogue que hacían en pilares sobre la mesa de sala de esa habitación. Nunca en mi vida había comprado una revista Vogue, solo leí sus artículos de su web o de algún spa, pero nunca había ido y comprado, cosa que podía hacer, pero nunca me sentía tan motivado. Mientras más observaba, me sentía más inspirado en decidirme que era todo esto lo que quería lograr. Observar tanto me etiqueto a quedarme mudo, ya había pasado más de dos horas y no había dicho ni una palabra, solo centraba mi lectura en las revistas Vogue de la sala, que ojeaba tratando de poder acabar con una hilera, mientras Jack le contaba a Alex, sobre sus siguientes viajes, colección, y en algo con Carolina Herrera, era tan sutil como hablaba, tan elegante, hasta la misma forma en que se expresó de un diseñador peruano a quien tildo de desubicado, cuando dijo algo así: el niño esta con los humos, dice que llego tarde porque su chofer se demoró en recogerlo, yo creo que no tendría nada de malo que digiera que no encontré taxi.
Cuando termino la reunión, nos dijo que nos dejaría con su carro por Javier Prado, sabía que era el adiós, trate de grabar con mi memoria todo el departamento, y ya cuando entraba con Alex al auto, el agarro y me regalo la última edición de Vogue Latinoamérica, la saco de una caja que tenía en su carro, quizás para él fue algo simple, pero en el momento que me la regalo sentí un golpe en el pecho y una emoción por romper el plástico que la envolvía y comerme las hojas con los ojos, era mi primera revista Vogue mía, me emocione muy raramente, porque ya había leído muchas de otras personas, pero me sentía como un niño cuando le regalaron sus primeros caballeros del zodiaco, quizás algo tonto, porque yo podía comprarme una, no una, muchas, pero en esa situación tenía toda la inspiración en mi cabeza, y mientras él me dijo: Esta noche has estado mudo. Yo solo me reí, y en mi cabeza me repetía: yo también puedo, yo también puedo, yo también lo hare.

2 comentarios:
Uff... Una visita bastante detallada :). Mi sueño también es tener mi depa propio y que la decoración sea impresionante (*-*). Espero poder conseguirlo algún día, pero como voy creo que no llegaré nunca (u__u). Bai~, sigue escribiendo :).
Deseo que alcanzes tus metas, y sì tienes razòn no son los objetos en sì mismos sino la importancia que les concedemos. Supongo que esa Vogue la tendràs en un lugar especial.
Un abrazo.
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